¡Vivir!

Año: 1951
Género: Drama
Director: Akira Kurosawa
Título original: 活きる (Transcrito por 'Ikiru')

Se habla mucho del cine expresionista alemán, y más cuando lleguen dos ejemplos posteriormente en la lista, pero he oído pocas reivindicaciones en favor del cine japonés, que pasa toda esta expresividad en la emoción. La película plantea un drama y de los gordos: un hombre aburrido, en un trabajo aburrido, descubre que va a morir en unos 6 meses. Y esto es planteado por un narrador, una voz omnipresente que ninguna implicación tiene en la historia. Pero la historia no es la gracia de la película, la gracia es que la película fluye a base de emociones. Cada escena, cada plano, cada conversación, se une con la siguiente a base de reacciones, pasiones e intenciones. Realmente es un elemento bastante común en el arte japonés, presente también en la literatura ('Confesiones de una máscara', 'Lo bello y lo triste' o 'El libro de la almohada' sirvan para ejemplificarlo).

Además, esta película en concreto se ve favorecida por esto en otro aspecto: las emociones son universales, la cultura, no (y solo hablo del conjunto de modos de vida y costumbres de una época o grupo social). A mí sí me ha interesado desde hace mucho tiempo las costumbres y vida de la población nipona, y no me resulta raro que Mitsuo juegue al béisbol, pero sin embargo me descolocaría bastante ver una película que muestre el día a día de la sociedad rusa, por ejemplo. Pero eso queda borrado de un plumazo si esos elementos son adornos. Esta película podría ser española (pero tendría más tetas), inglesa (pero tendría más cortinas y jardines) o americana (pero tendría más primeros planos de gente llorando sin ton ni son) y se entendería igual de cualquier modo. Es más, esto me conduce a otro punto que sí me ha mosqueado, pero que no tiene nada que ver con la película en sí: la traducción.

El japonés es un idioma difícil. Digamos -y tanto digamos, considerad lo siguiente una hipérbole metalingüistica- que sobre el inglés tiene la dificultad añadida de tener que aprender los Jyoyo Kanji (Kanji de uso común), es decir, las grafias que representan una palabra por sí mismas, y el compartir muy pocas característcas con las lennguas romance. Pero esto no es una clase de japonés, lo que quiero decir, es que no se puede traducir algo de un modo tan forzado, sin tener en cuenta para nada los registros ni el contexto en que se utiliza el lenguaje. A pesar de esto, y del doblaje, muy a la antigua, el verdadero problema es que a esta película no le pega tener diálogos. Ciertas escenas, serían aún mejores si fueran cine mudo, y Akira Kurosawa parecía ser consciente de ello, porque en muchos planos importantes elimina las voces absolutamente.

A lo largo de la película, Watenabe, con su actitud ante la vida simplemente, hace reflexionar a los demás acerca de como están viviendo su vida. Por ejemplo, primero el escritor, que intentaba llevarle a los peores lugares. Él mismo dice que será su particular Mefistófeles, pero acaba dándose la vuelta la situación. Sin embargo,  la chica que se quiere ir del trabajo le enseña a vivir. Representa el otro camino que su vida podría haber tomado si se hubiera largado de la oficina, sino hubiera sido una 'momia' por 30 años de su vida. Ahí empieza a vivir, y solo espera que no sea demasiado tarde.

Y así es en el último fragmento de la película, lo consigue, en una muy buena transición de la personalidad de un grupo de personajes. No digo más por si alguien se anima a verla, pero lágrimas everywhere. 

La estructura con que se rodó la película tiene mucho que ver con lo que he dicho al principio de las emociones. Tanto el ritmo como la interpretacion de los actores -por cierto, verdadera interpretación, esa postura de la espalda de Watanabe es un claro ejemplo de a qué me refiero- está marcada por una estructura sentimiento-reacción al sentimiento, que es la que mueve todo el mecanismo de la película.

En definitiva, y como resumen al argumento, como dice uno por ahí: Es la historia de un personaje "que no solo quiere vivir. Que también necesita revivir." Un drama muy hermoso que no intenta aleccionarnos -o más bien estamos alejados del contexto en el que se realiza la acción como para sentirnos reflejados- moralmente, sino transmitir sensaciones al tiempo que se cuenta una historia, es decir, puro arte.

La siguiente en la lista será Metrópolis.

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