Los hermanos Karamázov - V


Abarca el quinto libro de la segunda parte

Aléxei Fiódorovich vuelve a visitar a Lise para devolverle a Katérina Ivánovna los doscientos rublos que no consiguió dar al 'estropajo'.
Hablan de lo ocurrido como niños, emocionados y haciendo grandes gestos con los brazos, y con esa emoción infantil pasan a hablar de la carta de Lise a Aliosha.

 Se descubre que, como sospechaba él, no era una broma sino una declaración sincera y, como niños, hacen planes sobre su futuro juntos: que Aléxei dejará el monasterio, que ella obedecerá en todo a su amado don Félix- perdón, libro equivocado- y muchas otras cosas bonitas. Qué majos.
Cuando él se despide y va a marcharse, la madre para e intenta interponerse en la relación (estorbarlo, que es una expresión que me gusta), pero de momento no hablan de nada definitivo, vamos a ver a Dmitri en la glorieta en la que ya ha hablado con él (la conversación de la caída 'patas arriba') el día anterior.

Allí, sin embargo, ve a Smerdiákov haciendo de James Dean (Para acentuar el odio que ya siento por el personaje) y, por ridiculizar la escena, "soy un bufón", al más puro estilo Bertín Osborne: guitarra en mano, trata de con condescendencia a una dama que intenta seducirle, cantando 'Buenas noches señora' en ruso. Cuando Aliosha y yo estábamos a punto de vomitar por la escena, él se muestra y le pregunta por su hermano Dmitri. Le responde sin decirle nada realmente y Aléxei se va con el propósito firme de no ir al monasterio hasta que no le encuentre. En el tiempo en que escribí esto, aún no había publicado ni la primera entrada de esta serie (sí, soy un tramposo, estas entradas son en playback), por lo que no puedo comentar con nadie lo que leo a medida que avanzo, pero en este caso concreto me da la sensación de que el odio a Smerdiákov es el objetivo del autor, que apedrearías al personaje y al mismo tiempo aumenta la empatía con los otros al estar de acuerdo con ellos. Ya ves, el odio une.

Se encuentra a Iván, que recordemos se iba a Moscú, en el 'reservado' de un restaurante. Como el propio Iván dice, hablan por primera vez como hermanos. Recuerdan sus años de infancia juntos (ellos son hijos de la misma madre, la segunda esposa de Fiódor Pavlovich a la que no mencionan, curiosamente) y poco a poco la conversación se orienta a la religión. Primero se exponen los casos de agresión a los niños (EL HORROR), y a esa pregunta tantas veces formulada, "¿Cómo permite Dios que ocurra esto?", pero orientada a la Iglesia. Aléxei, de momento, no se escandaliza frente a esta exposición y el protagonismo pasa a Iván, que se dispone a contar su relato 'El Gran Inquisidor', al que voy a reservar una entrada complementaria  porque tiene mucho que comentar.
Tras ese relato, Aliosha se enfada (desde luego, si eres creyente, no es para menos) y discuten sobre el tema.

Finalmente se despiden, Aliosha vuelve al monasterio ('oops, he did it again') y la acción pasa a Iván, que se dirige a casa de su padre. Allí ve a Smerdiakov y, simultaneamente a lector y personaje, nos entra un odio inexplicable. Smerdiakov empieza a quejarse en un tono que denota poco respeto por su interlocutor -es un rasgo connotativo de sus palabras, le falta empezar las frases con un 'tío...'- de la situación que está sucediendo en esa casa. Fiódor y Dmitri le han dicho que les advierta, por separado, si Grúshenka se deja ver por la casa. Y así comienza el horror (quizás he usado el chiste del vídeo demasiado pronto...); Smerdiakov se muestra como Espada de Damocles sobre Fiódor Pavlovich, su padre, pues le ha dicho a Dmitri las señas secretas para entrar a la casa por la noche y amenaza con fingir un ataque epiléptico el único día en que no habrá nadie que pudiera auxiliar a su padre (los motivos son algo largos y no vienen al caso, digamos que es viernes y Grigori se va de botellón con su mujer) si Dmitri fuera a matarle.

Lo que está haciendo es dar un empujoncito para que empiece el caos...un empujón para un Karamázov, que normalmente no lo necesitan.
Además Smerdiakov, perverso como ningún otro, insinúa a Iván que acepte una propuesta de Fiódor Pavlovich y se vaya, que si su padre muere en ese momento todos sacarán tajada.
No, no sólo es perverso, sino falto de cualquier capacidad de juicio moral. Según la exposición de 'El Gran Inquisidor', es libre, aunque está atado a Grigori y a formar parte de la servidumbre de esa casa. Es el único que puede ser libre, pues no piensa ni en el bien ni en el mal. Iván resiste el impulso de matar a Smerdiakov y pasa la noche en la casa. Al dia siguiente su padre le pide que arregle unos negocios por él antes de partir a Moscú. Esto mismo le había insinuado Smerdiakov, pues "está a poca distancia y el viaje de regreso sería corto si algo sucediera". Pro, se muere el viejo, contra, se muere el viejo.
Dice que se lo pensará de camino y antes de partir, se lo comunica al criado. "Con alguien inteligente, da gusto hablar", dice él, insinuando que ha seguido un plan trazado por él. Sin embargo, decide cambiar de ruta y dirigirse a Moscú, cuando se entiende el terrible destino que le aguarda a su padre, destino que él mismo ha ayudado a forjar al no impedir su consecución.

Se termina el libro con un cliff-hanging, no sé si voy a poder dormir esta noche.

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