Los hermanos Karamázov - VI

Samuel 6:9 David was now afraid of the LORD, and he asked, "How can I ever bring the Ark of the LORD back into my care?"
Abarca el sexto libro de la segunda parte.


En este libro se practica otro tipo de biografía, la de una persona que cuenta su propia vida. También puede decirse que cambia la moral del personaje: Aléxei al fin y al cabo es un Karamázov, pero Zosima es un santurrón.


El libro comienza con Aliosha de vuelta en el monasterio, donde su amadísimo stárets está en las últimas, conversando con otros monjes. Les narra la historia de su vida y el autor anuncia que a partir de entonces se pasa al testimonio escrito que Aliosha tomó de las palabras de Zosima (por cierto, he escrito aquí el nombre, 'Zosima', más veces de las que están recogidas en la novela) en sus últimos momentos.

Habla de su hermano, que antes de morir le metieron miedo y se hizo creyente. Cuando creció se hizo militar y era 'el peor de todos'. Blah, blah, blah, reta a un duelo a un desconocido por un lío algo extraño con una mujer. Al llegar a su casa abofetea a su criado, acto del que inmediatamente se arrepiente y le despierta el "¿Tengo derecho a hacer esto?¿A abofetear a este, matar al otro o que me mate él a mí (más miedo, qué poco espacio deja Dostoyevski a la fe ciega)?" Y para el duelo tras ser disparado, aunque no herido.
A partir de entonces sigue el camino del santurrón de pueblo, al más puro estilo Montraire.

Un hombre pide hablar con él todos los días, hasta que termina por confesarle que muchos años atrás cometió un crimen y no sabe si confesarlo. Zosima le dice que lo haga y el hombre, aunque pensó en matarle para borrar cualquier rastro, cuenta su crimen. Nadie le cree a pesar de presentar pruebas que afirman sus palabras. Con este cuentecito termina el relato en sí de la vida del staréts. Lo siguiente que escribió Aliosha es una lista de tareas para monjes. Por cómo recoge las palabras parece que está desarrollando un diagrama de flujo del buen pastor:

  1. Sed buenos.
  2. Amaos los unos a los otros.
  3. Postraos ante los pecadores.
  4. Disfrutad de la vida.
  5. Si la sociedad rechaza a los débiles, acogedlos vosotros.
  6. etc.
Y el buen hombre muere de rodillas, rezando. Realmente creía lo que decía.
El libro termina (sí, tan pronto, menos tengo que copiar...) con la premonición de algo horrible que va a suceder.

No ha sido muy interesante respecto a la trama, pero como historia intermedia es divertida. Eso sí, Aliosha se queda sólo...¡y seguimos con el cliff-hanging de Fiódor Pavlovich!

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