Balada triste de trompeta
Año: 2010
Género: Drama
Director: Álex de la Iglesia
Quiero que sea esta la primera película que se salga de la lista y al mismo tiempo la primera española que aparece por estos lares. En ella, Álex de la Iglesia nos plantea una alegoría, pero una alegoría además que parte y se identifica en cada uno de nosotros: un personaje atado y marcado por su pasado, además con un tono de tragedia que se desarrolla en ciertas escenas de la película. Que conoce a una chica, una chica maravillosa, bella, diferente e irreal. El problema es que esta chica también está atada, atada a un monstruo del que no puede -ni quiere- separarse. Este es el desarrollo. El ambiente se mueve entre la vida circense y el Madrid de 1973, aunque es de agradecer que no se meta a representar este contexto más que en algún fragmento que más adelante colgaré.
Sin embargo, sí que entra al comienzo de la película con la Guerra Civil, en un episodio que queda relegado y olvidado cuando avanza la trama principal. El objetivo de este episodio, en el que muere el padre de Javier es contar esa fatalidad: nunca podrá ser el payaso tonto, siempre tendrá que ser el triste, el que no hace reir a los niños. Comenzar la película con esto en vez de con la trama deja en el espectador el recuerdo de que eso ha pasado, y hace que este entienda las acciones del protagonista, pues conoce sus antecedentes. Ese es otro punto interesante de la película: Álex de la Iglesia no se guarda hermanos gemelos malvados bajo la manga que sacar cuando el ritmo baje, no da esa desventaja a los que somos espectadores del circo, y cuando presenta a un personaje, en poco tiempo establece su papel en la película, en seguida sufre lo que va a arrastrar el resto del metraje o cuenta cómo ha llegado ahí -ejemplo de esto mismo, el cuidador de Princesa, el elefante.
Quitando la aparición por vez primera de Sancho Gracia -y estableciendo el porqué de su odio a Javier, por supuesto- esta parte no destaca en nada en concreto. Muy bien grabada, coreografiada y pensada, pero con el único objetivo de ser un trauma.
Lo bueno empieza cuando aparece en pantalla Carlos Areces. Si no me equivoco este es su primer papel en el cine, y menudo estreno. Lo borda. Las partes cómicas -que se reparten en la primera parte de la película, llena de colores vivos y telas de textura suave-, las lleva él, no necesita interpretarlas, pero eso ya lo sabíamos. Lo bueno viene cuando tiene que sentir, y siente, y no solo te lo crees, sino que te transmite el dolor que siente. Culpa de esto tiene el guión, por supuesto, un texto que te implica en la película como muy pocas hacen -yo al menos me sentí muy implicado en ella e incluso identificado con los personajes, que creo es el objetivo de una alegoría-, pero eso no quita el innegable trabajo de asimilación y construcción del personaje que ha hecho Carlos. Para muestra un botón, el del play:
Por cierto, los vídeos que pongo en este entrada no están colocados cronológicamente, más que nada para evitar spoilers, son escenas que merece la pena destacar, y en una película tan visual como esta lo mejor es coger las tijeras y cortar un par de escenas. En esta escena, a parte de dar íntegra la referencia que es el título, Raphael da el elemento de fatalidad -no pun intended- al intentar que cambie de idea.
Dejando ya a un lado la interpretación de Carlos Areces, tenemos a los otros dos protagonistas: Antonio de la Torre y Carolina Bang (de los Bang de toda la vida). Su escena de presentación es la del bar, con el chiste del bebé. Dura donde las haya -y me refiero de difícil de ver, no de lo de luego cuando...es igual- aunque, hablando de escenas chungas, la resolución de la excursión al Parque de Atracciones a mí me impresionó. No creo que me mate nadie por contarla: le apalizan con el mazo de una de esas máquinas que cuando la golpeas haces subir un contrapeso hasta que alcanza la cima. En cualquier otra película sería una escena francamente graciosa, pero al igual que si ocurriera en la realidad la primera reacción no es echarte a reir, sientes extrañamiento. Te duele. Además, el siguiente corte con la reacción de Carolina Bang -su expresión en ese momento me encanta, me recuerda a Uma Thurman en Pulp Fiction tras su affaire con una jeringuilla en el pecho- se solidariza contigo, con que te haya dolido a tí también. Un aparte curioso, se menciona la detención de El Lute, en el guión original iba a aparecer como un personaje interpretado por Imanol Arias, una lastima que no pudo ser, hubiera sido muy bueno.
Antonio y Carolina ofrecen una brillante interpretación de dos personajes cada uno: Natalia, Sergio, la acróbata de las telas y el payaso tonto. Son facetas distintas y que exigían que los actores asimilaran bien esta diferencia, y lo han hecho. Realmente todos los personajes son conscientes del papel que juegan en la trama, y sólo uno lo cuestiona: el personaje interpretado por Terele Pávez. Primero dejo un video con su intervención y la presentación del club Kojak. Por cierto, un poco irónica la fuente de que conseguí la copia de la película...y más para una que compraré el DVD cuando salga. I swear it.
Estos dos personajes son sin duda mis secundarios favoritos de la película y ambos ofrecen una de las interpretaciones más memorables de la película, además de que el papel está escrito expresamente para ellos. Luis Varela hace una interpretación teatral -medio en que da gusto verle como se desenvuelve-, y Terele...que maravilla, en una intervención tan corta acapara la atención completamente. Me encanta la frase. "Estáis locos...¡Váis a ir al infierno!¡Todos! Y tú...tú la que más porque tú, ¡tú eres la culpable de todo!". Ya lo ha dicho instantes antes: es medio bruja. Pero realmente la intención es esa, reaccionar cuando el resto sigue en su camino. ¿Qué hacéis?¿Pero qué ha pasado?¡Estáis locos! Brillante. En parte me recuerda mucho a lo que hizo en La Comunidad, que por cierto tiene que ir a la lista.
Entre los otros secundarios, han contado con muchos cameos interesantes, desde Sancho Gracia, Fernando Guillén Cuervo, Fofito y Santiago Segura.
La segunda parte del vídeo es una escena que me gusta por la forma de tratar la degradación: es un bar de mala muerte, con la cara de Kojak enorme vigilando a las bailarinas, con peleas a navaja a la puerta. Pero hay brillo, hay colores, hay circo. Para acentuar este edén usa unos contras con reacciones muy exageradas. Esto no se de donde se lo ha sacado, pero el caso es que es un plano de 1 minuto y poco con un estilo muy propio.
Después la trama se va desarrollando hasta que llega al final. Otra escena muy dura que no voy a desarrollar porque sí que sería un destripe, pero a pesar de no ser tan violenta o visceral como en otras películas, es mucho más horrible. Y al final, vuelve al principio.
Próximamente, incluiré aquí un anexo con la reseña de la película de la que salió la escena de Rapahel: Sin un adiós.
Dejando ya a un lado la interpretación de Carlos Areces, tenemos a los otros dos protagonistas: Antonio de la Torre y Carolina Bang (de los Bang de toda la vida). Su escena de presentación es la del bar, con el chiste del bebé. Dura donde las haya -y me refiero de difícil de ver, no de lo de luego cuando...es igual- aunque, hablando de escenas chungas, la resolución de la excursión al Parque de Atracciones a mí me impresionó. No creo que me mate nadie por contarla: le apalizan con el mazo de una de esas máquinas que cuando la golpeas haces subir un contrapeso hasta que alcanza la cima. En cualquier otra película sería una escena francamente graciosa, pero al igual que si ocurriera en la realidad la primera reacción no es echarte a reir, sientes extrañamiento. Te duele. Además, el siguiente corte con la reacción de Carolina Bang -su expresión en ese momento me encanta, me recuerda a Uma Thurman en Pulp Fiction tras su affaire con una jeringuilla en el pecho- se solidariza contigo, con que te haya dolido a tí también. Un aparte curioso, se menciona la detención de El Lute, en el guión original iba a aparecer como un personaje interpretado por Imanol Arias, una lastima que no pudo ser, hubiera sido muy bueno.
Antonio y Carolina ofrecen una brillante interpretación de dos personajes cada uno: Natalia, Sergio, la acróbata de las telas y el payaso tonto. Son facetas distintas y que exigían que los actores asimilaran bien esta diferencia, y lo han hecho. Realmente todos los personajes son conscientes del papel que juegan en la trama, y sólo uno lo cuestiona: el personaje interpretado por Terele Pávez. Primero dejo un video con su intervención y la presentación del club Kojak. Por cierto, un poco irónica la fuente de que conseguí la copia de la película...y más para una que compraré el DVD cuando salga. I swear it.
Estos dos personajes son sin duda mis secundarios favoritos de la película y ambos ofrecen una de las interpretaciones más memorables de la película, además de que el papel está escrito expresamente para ellos. Luis Varela hace una interpretación teatral -medio en que da gusto verle como se desenvuelve-, y Terele...que maravilla, en una intervención tan corta acapara la atención completamente. Me encanta la frase. "Estáis locos...¡Váis a ir al infierno!¡Todos! Y tú...tú la que más porque tú, ¡tú eres la culpable de todo!". Ya lo ha dicho instantes antes: es medio bruja. Pero realmente la intención es esa, reaccionar cuando el resto sigue en su camino. ¿Qué hacéis?¿Pero qué ha pasado?¡Estáis locos! Brillante. En parte me recuerda mucho a lo que hizo en La Comunidad, que por cierto tiene que ir a la lista.
Entre los otros secundarios, han contado con muchos cameos interesantes, desde Sancho Gracia, Fernando Guillén Cuervo, Fofito y Santiago Segura.
La segunda parte del vídeo es una escena que me gusta por la forma de tratar la degradación: es un bar de mala muerte, con la cara de Kojak enorme vigilando a las bailarinas, con peleas a navaja a la puerta. Pero hay brillo, hay colores, hay circo. Para acentuar este edén usa unos contras con reacciones muy exageradas. Esto no se de donde se lo ha sacado, pero el caso es que es un plano de 1 minuto y poco con un estilo muy propio.
Después la trama se va desarrollando hasta que llega al final. Otra escena muy dura que no voy a desarrollar porque sí que sería un destripe, pero a pesar de no ser tan violenta o visceral como en otras películas, es mucho más horrible. Y al final, vuelve al principio.
Próximamente, incluiré aquí un anexo con la reseña de la película de la que salió la escena de Rapahel: Sin un adiós.
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