The Berlin File (Reseña) Estreno 8 de noviembre
Título: The Berlin File
Director: Ryoo Seung-wan
Año: 2013
Género: Acción, espionaje
Nacionalidad: Corea del Sur
Distribuidora: Media 3 Estudio
Estreno: 8 de noviembre
Es necesario
hacen una división dentro de la películas de espionaje en la que meter a las películas
sobre la Guerra Fría. Cargadas de intrigas políticas, ofrecen siempre algo más
que las escenas de acción que todos sabemos van a estar ahí y ayudan al
espectador a conectar más con ese mundo, que es el suyo, al tiempo que hacen
que éste rellene los huecos de la historia que no es necesario contar, pues ya
los conoce. Con esta introducción parece
que voy a hablar de una película basada en un libro del recientemente fallecido
Tom Clancy pero no es así —en esta ocasión—, sino que esta entrada está
dedicada a la última película del director surcoreano Ryoo Seung-wan, The Berlin File.
The Berlin File narra la historia del agente
fantasma norcoreano Pyo Jong-seong (interpretado por Ha Jung-woo) y su fallido
intento de vender armas ilegales a unos señores muy malos desde la habitación
de un hotel de Berlín. El jefe de la inteligencia norcoreana, Jung Jin-soo (Han
Sukk-kyu), vigilaba la operación y ahora tendrá que investigar si se trata de
una misión secreta o de un agente doble. Desde Corea del Norte llega, además,
Dong Myung-su (Ryoo Seung-bum) para espiar a la mujer de Jong-seong, que es
intérprete o, lo que es lo mismo, maravillosa y debería aparecer la primera en
los títulos de crédito —Ryong Jong-hee (Gianna Jun)—.
Por supuesto, el
argumento se ve acompañado de escenas de acción: peleas, persecuciones, huidas
desesperadas… dirigidas con mucha soltura y precisión. El director es
especialista en películas del género y demuestra en esta cinta que ha aprendido
a manejar lo más importante de éste: el ritmo. Para una película de dos horas
ocurren muchas cosas pero consigue que no sobre nada, como sí pasaba en Misión imposible: protocolo fantasma, en
la que había conversaciones que olían a relleno. Las escenas más peligrosas
mezclan de manera muy acertada el uso de imágenes generadas con ordenador y
maniobras reales, sin decantarse ciegamente por lo uno o lo otro (James
Cameron, I know you are probably reading this blog, I’m pointing in your
general direction; and watch yourself, Sam Raini, ‘cause you do the exact
opposite and it pisses me off).
Los actores se
desenvuelven por soltura por las distintas situaciones que se les plantea y que
ellos mismos desembocan, aunque es muy contadas ocasiones se les nota un poco
fuera de lugar cuando no están hablando coreano (aclaro que he visto la versión
original subtitulada en español). No estoy seguro, lo cual es bastante
positivo, pero me ha dado la sensación en algún momento de que Han Sukk-kyu se
ha doblado a sí mismo cuando habla en inglés en alguna escena en la que la
lengua es muy coloquial, cosa que en alemán no se nota, lo poco que entiendo de
este idioma. Quede como curiosidad si os fijáis mientras veis la película.
Respecto a la
trama, como ya he mencionado en la introducción, trata inevitablemente del
conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur, que no es más que URSS contra
EE.UU. El punto interesante es que en ningún momento se muestra manierista en
su presentación de los personajes: no hay blanco y negro (o blanco y verde,
para adelantar algo de lo próximo que voy a escribir), cada personaje tiene su
ideología y los enfrentamientos surgen entre ellos, no del director que nos
dice lo malo, malísimo que es Kim Jong-un o quien sea. De nuevo, el que se
trate de un conflicto moderno ayuda enormemente a que entendamos las connotaciones,
las imágenes, etc. Se me ocurre, por ejemplo, que en una época en la que el
conflicto no existiera no se entendería un detalle tan pequeño pero tan
significativo como decir «por los dientes parece de Corea del Norte».
Sin embargo, sí
ha habido un par de momentos que me han rechinado un poco mientras veía la
película. Hacia la mitad de la película hay dos escenas en concreto que pasan
de verosímil pero no del todo realista a completamente inverosímil, y por unos
minutos te sacan completamente de la película. Es extraño porque conservan el
tono general y seguros que escritos en el guion cuadraban perfectamente. Creo
que hay que buscar la causa en la edición. Mi teoría es que Ryoo Seung-wan
calculaba que para entonces el espectador habría asumido completamente una
suspensión de la incredulidad, pero parece estar medido y, claro, se ve el
cartón. Curiosamente, al final de la película sí ocurre esta suspensión (solo
soy consciente ahora escribiendo sobre ello) y funciona como tiene que ser.
En resumidas
cuentas, si os gusta el cine de acción, espionaje o las películas de la Guerra
Fría, no os perdáis The Berlin File a partir del 8 de noviembre porque satisface todos estos aspectos a la perfección. Tal vez sea poco
sorprendente en lo que nos muestra pero está tan bien ejecutada que puede
perdonarse. Es como escuchar un montaje muy bueno de una obra que ya conoces:
sabes lo que van a decir y lo que va a pasar y aun así quieres volver a
experimentarlo.
Nota: de bien nacido es ser agradecido, así que quiero dar las gracias a Media 3 Estudio por dejarme ver la película para esta hacer posible esta reseña.
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