¡Rompe Ralph! (Reseña)


Título: ¡Rompe Ralph!
Título original: Wreck-it Ralph!
Año: 2012
Estudio: Walt Disney Studios
Género: Animación, aventura, comedia.
Duración: 108 minutos.

La Navidad siempre nos trae estrenos orientados a un público más infantil...bla, bla, bla, la magia, el amor, los niños. Este año, pese a que Dreamworks se obsesione en intentar vendernos El origen de los guardianes, todas las miradas se dirigen hacia 'Rompe Ralph', la nueva película de Disney ambientada en el mundo de los videojuegos. Y es muy divertida pero, ¿a quién está dirigida?¿a fans de videojuegos exclusivamente o a cualquiera con ganas de ver una película de animación?¿cómo se tratan los videojuegos que aparecen en pantalla? Todo esto es lo que vamos a intentar ver en las siguientes líneas.

Lo primero que hay que destacar está antes del comienzo de la película: el espectacular corto animado Paperman, al que voy a dedicar más adelante una pequeña entrada, porque merece mucho la pena, una pasada.

Cansado de ser el malo de la historia, Ralph decide tomar el asunto por sus propias y gigantes manos, y se lanza en un viaje a través de los distintos mundos y generaciones de videojuegos para demostrarle al mundo que él también puede ser un héroe. En su recorrido, Ralph conoce en primera persona a la rigurosa Sargento Calhoun, del videojuego de acción “Hero’s Duty”, y a la testaruda Vanellope von Schweetz, de Sugar Rush, un videojuego de flamantes coches de carreras que quizás se convierta en su primera amiga verdadera. Pero todo cambia cuando irrumpe un enemigo mortal que amenaza con destruir el mundo de los videojuegos y a la propia Vanellope. Finalmente, Ralph tendrá la posibilidad de convertirse en héroe, ¿pero podrá hacerlo a tiempo?

A nivel técnico la película es una delicia, tanto en animación de los personajes, que imitan los movimientos de los de los videojuegos a los que representan (movimientos muy bruscos para los personajes pixelados, que están modelados sin embargo en 3D; robóticos o muy dirigidos para otros...). Además de los que vienen de videojuegos reales (y hay muchísimos más de los que da tiempo a contar en un primer vistazo), se han creado otros que casan muy bien con el diseño general, empezando por Ralph, el propio protagonista. También el diseño de los decorados, algunos inspirados en el trabajo de Gaudi, es original e interesante con la idea de que cada uno de los mundos existe únicamente con el objetivo de aparecer en la pantallita de las máquinas recreativas. Sí que es verdad que empieza muy fuerte, enseñando muchísimas cosas y de pronto, debido al argumento, la cosa se estanca en Sugar Rush y durante mucha parte del metraje el escenario no cambia, hasta el punto de que pierdes un poco el interés, porque hasta entonces lo interesante era ver qué iban a enseñar a continuación.
A cambio, meten al personaje de la niña, que es completamente adorable de comienzo a fin, y ella solita consigue mantener la atención, que Ralph había comenzado pero ya se repetía. 

Los chistes de videojuegos son sencillitos y podría decirse que se entienden a dos niveles: el chiste en sí, muy  gráfico y orientado a la tecnología, la reacción de un personaje con otro o sobre una característica del muñeco que salte mucho a la vista. Pero también ha habido cuidado de añadir una segunda capa en los chistes para que si se conoce el videojuego que se está representando en ese momento (al protagonista, normalmente), se entienda algún detalle en concreto. Son realmente muchos los guiños que se hacen a la cultura del videojuego, pero hay un esfuerzo notable en buscar el equilibrio entre el público que sabe de qué se está hablando en pantalla y el que ve solo un muñeco gracioso que no conoce pero mola. Hay una forma muy sencilla de ver esto: en la sala donde hemos visto hoy la película, día del estreno, el público estaba compuesto casi al 50% de familias y el otro 50% de gente joven, probablemente jugadores de videojuegos...y algunos que nos hemos quedado sin entradas para el estreno de Los Miserables...

En resumen, es una buena película que ha sido muy inteligente a la hora de ampliar al máximo el público al que está dirigida. Destaca por su diseño de escenarios y por la gracia con la que se han dirigido las animaciones. Es muy recomendable para cualquiera que quiera reírse un buen rato en el cine, y si vais con los niños se lo van a pasar muy bien. Vigila que no se pongan a dar patadas en el asiento de delante, eso sí.

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