¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú
Año: 1964
Género: Comedia negra
Director: Stanley Kubrick
Título original: Dr. Strangelove or: how I learned to stop worrying and love the bomb.
Estreno el blog con esta película de Kubrick, ambientada en la Guerra Fría, nos propone una situación en la que a un lunático general estadounidense (George C. Scott) se le va la mano más que de costumbre y ordena un ataque nuclear contra varios objetivos rusos, y cómo el Tribunal de guerra intenta solucionar diplomáticamente la catástrofe.
Lo primero que llama la atención es Peter Sellers, llama la atención por partida triple. ¡Tres personajes distintos en la misma película! Kudos también por tanto a Jesús Puente, que hizo un doblaje magnífico. El resto de personajes que se enredan en el embrollo diplomático están bien construídos y se desenvuelven con maestría en la burla que están encarnando. Las rivalidades entre estadounidenses y soviéticos quedan bien reflejadas. Además Kubrick hace una cosa interesante con esto: se menciona un tópico o prejuicio que rápidamente se desmiente, al fin y al cabo, se está intentando resolver una situación delicada de forma diplomática, pero que al final se acaba cumpliendo (como el espionaje soviético). Los diálogos son hilarantes y como digo, son una crítica mordaz a las relaciones internacionales, estúpidas como ellas solas, y que pueden irse al garete por que un señor piense que los comunistas echan drogas en el agua.
A nivel técnico y de producción la película es imaginativa, sobre todo en las secuencias y escenarios de los aviones, cuya gracia no consiste en que no se note el efecto, sino en que cumpla su función, ¡es un efecto! Además la caracterización de los personajes es magistral, destacando el aspecto del Dr. Strangelove (que dio nombre al Síndrome del Dr. Strangelove, "Now I know it, and knowing is half the battle"). ¡Y esa mítica escena final, agitando el sombrero de cowboy!
La dirección en ciertos fragmentos -sobre todo en los que prima la comedia-, me recuerda a lo que posteriormente haría Polanski con 'El baile de los vampiros', dejar que el ritmo de la escena lo conduzcan los actores a la hora de los gags, pero mantener una fluidez cuando se pasa a la narración. Este esquema cambia en la escena de la batalla en la base, épica como pocas y de una crudeza que contrasta en gran medida con el tono del resto del film.
Es una película muy agradable de ver, para la que no han pasado los años. Una comedia entretenida que tiene una crítica abierta bastante interesante hacia la diplomacia basada en revanchismos y miedos a represalias, además de cierta reminiscencia al debate sobre las armas atómicas y el desastre mundial que pueden provocar.
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