Los hermanos Karamázov - III
Abarca el tercer libro de la primera parte
Volvemos a la estructura del primer libro para contar la vida de Grigori y Lizaveta Smerdiáschaia antes de que la trama avance. El criado de la casa de Fiódor Pavlovich, Grigori, es una de las pocas personas que defiende (y casi aprecia) a su amo, excepto si la afrenta está dirigida a la segunda mujer fallecida, Sofía. Como con el resto de personajes que le aguantan, Fiódor necesita tenerle a su lado para compensar su propia maldad, como si sólo por hablar con ellos fuera mejor persona. Le sucede lo mismo con Aliosha.
Pero hay que hablar de Lizaveta, sobre todo para referirnos a su hijo (Smerdiakov). El personaje, a pesar de todo su aparente misticismo, es una pegatina, un correo. Aparece, se le dota de un halo de misterio para que no deje ningún cabo, nada de familia suelta, tiene al niño y adiós (como dice Blaine en La Torre Oscura: "HASTA LUEGO COCODRILO..."). El único enigma que sí queda pendiente es el más sórdido: ese chico, Smerdiakov, que trabaja de criado al igual que quien le adoptó, Grigori ¿Es hijo de Fiódor Karamázov?
Del chico sabemos que es un antisocial, que creció en el hogar de Grigori y trabajando como siervo de su posible padre. Vamos, que tiene todas las papeletas para ser un personaje que en principio pase desapercibido, pero tenga un peso en la historia en algún momento determinado.
Volvemos al desarrollo normal de la obra. Dmitri hace la mejor metáfora para explicar cómo es el camino de los Karamázov: Caen de cabeza 'patas arriba' al abismo. Pide a Aléxei que (valga la redundancia) pida dinero a su padre y que visite a Katérina Ivánovna y le diga que "desea saludarla". Lo siento, libro, pero no me consigue convencer esta historia de que a todos los componentes de la familia desean a las mismas mujeres. Se trata de que son igual de lujuriosos y sólo las desean en la medida de que se las pueden quitar entre ellos y que ellas al mismo tiempo se resistan o sufran, pero no consigo interesarme del todo en la historia. Claro que los personajes son interesantes y las situaciones entretenidas. El pobre Aliosha entra dispuesto a cumplir su encargo, y encuentra otra discusión de índole religioso, la que habla de que abjurar de Dios no supone un problema moral si se hace para salvar la propia vida.
Esta vez la voz cantante la lleva Smerdiakov, lo que divierte en gran medida a Fiódor Pavlovich. Grigori, espantado, hace el papel de Miúsov en la celda del stárets. Esta conversación se ve interrumpida por Dmitri, que entra hecho una furia y pega a su padre. Es extraño: Fiódor ha hecho muchas cosas por las que hubiera merecido más que un puñetazo, pero sólo lo recibe cuando Dmitri está celoso por Grúshenka. En esta situación sientes lástima por el padre, nadie grita "Bien hecho, Dmitri, dale otro". El hermano, que cada vez se parece más a su progenitor, es arrastrado inevitablemente en esa caída boca abajo que él mismo mentaba.
Tras la pelea, Fiódor se conmueve con Aléxei, a quien se le están acumulando los encargos, y le pide que vaya a visitarlo el día siguiente para decirle unas palabras. Y todavía no han acabado los problemas. Aliosha va a visitar a Katérina Ivánovna para transmitir el mensaje de Dmitri. Ella, sin que nadie le de pie, se inventa su propia versión según la cual un "No eres tú, soy yo" es un "Casémonos y tengamos 7 hijos, todos llamados Kevin". Tal vez haya influenciado en estos pensamientos Grúshenka, que sale de detrás de la cortina y empieza a hablar con su querida amiga en un tono que ruboriza a Aléxei y encantaría a Bigas Luna. Y ahí va el agravio: Katérina, en un gesto de amor y admiración, besa las manos de Grúshenka, que en vez de devolver el gesto, se burla de Katérina. Se gritan para congoja de Aliosha y Grúshenka abandona la casa tras contar que sabe que Katérina pidió dinero a Dmitri para ayudar a su padre. Alexéi se marcha para que ella pueda vendarse el herido orgullo y recibe una carta de la señorita Jojlakova (Lise, la niña en la silla de ruedas).
Camino al convento se encuentra con Dmitri, quien juega a ser un bufón de esperpento. En una sombría conversación, admite que está gestando un horrible plan, aunque no adelanta a qué se refiere. Adiós Fiódor Pavlovich.
Más tarde, Aliosha lee la carta de Lise, que resulta ser una declaración de amor, y el tercer libro termina.
Recapitulando: los hermanos andan (Menos Aliosha que aún se tropieza con la sotana) tras las mismas mujeres sólo por el placer de despedazarse mutuamente y conseguir su amor. Hay que añadir un cuarto Karamázov, a pesar de que no tenga sentimientos humanos en apariencia.
¡Y ahora resulta que cuando Lise se quejaba de la sotana de Aléxei, es porque quería quitársela!
El capítulo, recuerdo, se llamaba 'Los Lujuriosos'.
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