Los hermanos Karamázov - IV
Abarca el cuarto libro, primero de la segunda parte.
El cuarto libro se llama 'los desgarramientos'. Con este título tan llamativo empiezan la segunda parte y una serie de confesiones o declaraciones que verdaderamente parecen rasgar la página hasta llegar bajo la piel de los personajes. Pero antes de llegar a consideraciones tan profundas, hay que visitar al stárets Zosima, que está en las últimas.
Aléxei visita al santurrón, que le recuerda que su lugar está en el mundo, fuera de esos muros. Se habla un poco de la vida y de las opiniones dentro del convento para presentar al Jaime de 'El nombre de la rosa' en versión Ruski: El padre Ferapont. Si has leído la novela de Umberto Eco ya sabes perfectamente a qué me refiero, pero si no es así, sobre saber que es un cura a la antigua (if you pardon me the expresion), que se queja de lo endemoniado que está el mundo, de los pecados de los monjes demasiado modernos y, sobre todo, del stárets Zosima. Moan, moan, and moan de un personaje que quizás tenga alguna relevancia en el futuro, pero que sea como sea, dan ganas de librarte de él.
Aléxei obedece y va a visitar a su padre, como le prometió. Este, como ya no teme que le maten, no necesita un angelito revoloteando a su alrededor y poco más o menos le echa de allí. No lo hace porque de verdad le quiere y, por encima de esto, no le juzga.
'Buenos días y vuelva usted mañana'.
Por la calle, Aléxei se encuentra la pelea de los niños que intentan apedrear a 'el estropajo'. Cuando Aliosha intenta intervenir, le llueven piedras y un mordisco del niño al que intenta ayudar. Estas juventudes de hoy en día en 1880...
Aléxei, con el dedo colgando, va a casa de la señora Jojlakova. Madre e hija se ponen histéricas y pasado el tiempo de rigor, le conducen a la casa para hablar con Katérina e Iván Karamázov. Tal vez valga la pena o incluso sea necesario recordar que al final del libro anterior, 'los lujuriosos', Lise había enviado una misiva declarando su amor por Aléxei Fiódorovich, lo que ayuda a entender su histerismo en la situación posterior a la que estamos narrando ahora.
En la casa estan, como hemos dicho ya, Katérina e Ivan. Iván y Dmitri están enamorados de ella ¿por quitarse el amor uno al otro?¿por capricho?¿por amor verdadero?¿Y le ha preguntado alguien a ella? Esto es lo único que se va a responder en esta ocasión. Tras varios discursos reflexivos, llega el desgarramiento: "¡Iván, estoy enamorada de Iván! Pero tú no quieres, ¿verdad? No, no respondas, amigos y punto." ¿Y Dmitri? Que también está enamorado, pero por despecho. Creo que estoy perdiendo el interés, no sólo yo, Iván dice que al día siguiente se va de viaje, coge el sombrero y adiós. Aliosha se siente culpable por su intervención, aunque ha dicho lo más sensato; pero antes de poder disculparse o explicarse mejor, Katérina le manda otro redado, que lleve 200 rublos al militar a quien Dmitri agravió sacándole de un bar de las barbas. No sé exactamente cómo, pues mientras le encarga esto yo la imagino serena, pero el caso es que Katérina se queda en esa casa atacada de los nervios (en palabrería técnica) y antes de irse, Aléxei pasa a ver a Lise para que se tranquilice.
Lise, avergonzada, le pide que le devuelva la carta que le envió, que era sólo una broma (ja, ja, ja). Aliosha dice que no la tenía y quiere no creer que todo era una broma, pero ciertamente la agenda está muy apretada en este momento para discutir sobre ello. Me encanta el personaje de Lise, es un encanto, y su relación con Aléxei; por eso no encuentro molestos los gritos de la chica y sus bromas, al contrario que esos "ES USTED UN ÁNGEL, OH, LO AMO" de Katérina Ivánovna. El personaje está así creado; por eso Grúshenka actúa igual en la escena del besamanos. Pero demostrando que es distinto, que juega con quien quiere mientras la gente cree que son ellos quienes la pueden manipular a su antojo.
Lise, sin embargo, pese a que está en la historia y hay cosas de las que no se entera (como todo el episodio anterior), parece que en determinados momentos puede analizar al resto de personajes desde fuera, aunque inconscientemente; como en la frase del hábito que mencioné en la segunda entrada de esta serie.
Aliosha sigue de recados. Ahora tiene que llevar los 200 rublos al militar. Otra vez podría aludir a 'Les Misérables' para referirme a la descripción que se hace de la casa de Nikólai Ilich Sneguiriov, el militar agraviado, pero para ser algo original, voy a compararlo con aquella casa de alquiler de las afueras de Madrid que se menciona en 'La Busca', de Pio Baroja, donde viven los hermanos, el uno acróbata y el otro cura. El contraste es que ésta casa está ocupada por nobles. Sin un trozo de pan que llevarse a la boca, pero nobles. Se descubre que el niño caníbal es su hijo, Iliushka, que intentó defender su honor. Este es un capítulo de evasión de la trama principal, aunque tengo la sensación de que el hijo volverá a asomar los dientes por ahí. El caso es que Aléxei consigue la confianza del 'estropajo', que le cuenta su vida y proyectos futuros (irse de la ciudad a otro sitio donde trabajar en cuanto consiga algo de dinero), pero tras aceptar el dinero de buen grado, se le hincha el orgullo y pisotea el dinero que le habían entregado: "¿Cómo podría vender mi orgullo por doscientos rublos?" Aliosha se queda con cara de tonto, recoge los billetes y se dirige a la casa de Jojlakova para devolverle el dinero a Katérina Ivanovna y contarle lo sucedido.
Se cierra este libro, 'Los desgarramientos' ocurridos en este libro han sido el de Katérina Ivánovna e Iván Fiódorovich y el de 'el estropajo', historias que, lo siento, no me creo. Ni yo, ni los demás personajes de la historia, hasta la señora Jojlakova acusa a Katérina de falsedad. Puede que no me hayan caído bien los personajes, pero es increíble leer personajes que te están mintiendo. La profundidad de la que hay que dotar a un alma ficticia para que pueda fingir un desgarramiento es increíble. Un grito a través del papel de alguien que no existe.
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